Ø
Regeneración del pensamiento político.
La política es un arte; por numerosos
que sean los conocimientos en los que se basa, sigue siendo un arte, no sólo
por la imaginación y la creatividad que exige, sino también por su capacidad de
afrontar la ecología de la acción.
El arte de la política es el que
determinará que predomine el uno o el otro. Al mismo tiempo, el arte de la política,
que tiene como misión alcanzar un ideal humano de libertad, igualdad y
fraternidad y abrir la Vía que salve a la humanidad del desastre, debe llegar a
un compromiso con la realidad para modificarla.
La acción política se ha basado
siempre, implícita o explícitamente, en una concepción del mundo, del hombre,
de la sociedad y de la historia, es decir, en un pensamiento.
El pensamiento político debe ser necesariamente
complejo, es decir. Debería
basarse en una concepción trinitaria de lo humano (individuo-sociedad-especie),
en una concepción compleja del individuo.
Ø
Política de la humanidad.
Se basaría en el concepto de
Tierra-Patria, que supone la conciencia del destino, la identidad y el origen
común de toda la humanidad.
Una política de la humanidad puede y
debe asumir las dificultades que, normalmente, debería resolver el desarrollo,
por ejemplo, e! problema creciente del hambre (que tratamos más adelante, en el
capítulo «La alimentación»), el problema de! agua y e! de la salud, que exige el
envío gratuito de medicamentos, en especial contra e! sida, a los países de!
Sur. Una política de la humanidad debería encaminarse a proporcionar
gratuitamente a esos mismos países todos los dispositivos productores de
energía verde, como centrales eólicas, solares o mareomotrices. La política de
la humanidad también es una política humanitaria a escala mundial, no sólo debe
movilizar los recursos materiales, sino también a la juventud de los países
llamados desarrollados, para alistarla en un servicio cívico planetario que
sustituyese a los servicios militares, a fin de ayudar a las
poblaciones que lo necesitaran.
Ø
Política de civilización.
La política de civilización debería ejercerse
contra los crecientes efectos negativos del desarrollo de nuestra civilización
occidental, potenciando, a la vez, sus efectos positivos. No puede limitarse
únicamente a las sociedades occidentales; también es válida en todas las regiones
occidentalizadas del mundo. El problema planteado por nuestra civilización es
de una complejidad extrema porque posee, de forma complementaria, unas
características excepcionalmente positivas y excepcionalmente negativas a la
vez.
Ø
La cuestión democrática.
La democracia es un sistema frágil que
una crisis grave puede derribar y que necesita un largo arraigo histórico para
consolidarse. La democracia necesita un parlamento
representativo salido de unas elecciones, la separación de los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial, pero necesita también una pluralidad de
concepciones y opiniones antagonistas en la arena política, libertad de prensa,
de medios y de opinión, respeto a los derechos individuales, protección de las minorías
ideológicas o de origen. La democracia parlamentaria, por muy necesaria que
sea, es insuficiente.
La democracia participativa permitiría
discutir, a nivel local, problemas de interés nacional e incluso planetario. Este
tipo de democracia puede ser e! remedio para las esclerosis e insuficiencias de
la democracia representativa.
Ø
La demografía.
La demografía no estudia sólo las
condiciones biológicas del crecimiento y decrecimiento de la población, pues
ambos dependen también del nivel de vida, la renta, la educación y la condición
femenina en el seno de las sociedades. Hoy,
el problema demográfico debe plantearse teniendo en cuenta dos aspectos: el
primero es el del aumento de la población mundial; el segundo, el de los flujos
migratorios. Considerando e! tema de las migraciones vemos que son, a la vez, causa
y efecto de la diáspora del homo llamado sapiens por todos los continentes
durante la prehistoria, incluidas las islas de Oceanía. Las migraciones no han
cesado jamás durante la historia de la humanidad.
Ø
Los pueblos indígenas.
En todos los continentes, y en el seno de las naciones modernas
subsisten multitud de pueblos dotados de una fuerte identidad, con su lengua,
sus mitos, sus creencias; los más importantes están formados por unos miles de
individuos, los más pequeños, por centenares. En total, trescientos millones de seres humanos
amenazados en sus culturas y, a menudo, en sus vidas. Existe un patrimonio cultural de la
humanidad protegido por la UNESCO, pero el patrimonio cultural no consiste sólo
en monumentos, arquitectura, arte y paisajes, también consiste en la existencia
de las sociedades humanas madres, ricas en cualidades que nosotros hemos
perdido y que podríamos y deberíamos recuperar a través de ellas.
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Ø
La vía ecológica.
El ecosistema es una organización espontánea que no dispone de ningún cerebro
central, de ningún puesto de mando, sino que encuentra sus modos de regulación
en sus complementariedades y sus antagonismos. Su proceso de autorregulación integra
la muerte en la vida y la vida en la muerte. El ciclo trófico que mantiene al
ecosistema se alimenta de la muerte: existe un vínculo estrecho entre la vida y
la muerte.
Las vías para responder a la amenaza ecológica
no son sólo técnicas: se requiere, prioritariamente, una reforma de nuestra
manera de pensar para abarcar en su complejidad la relación entre la humanidad
y la naturaleza, y diseñar reformas de civilización, de sociedad y de vida.
Ø
El agua.
El agua, «madre de la vida», es
constitutiva de todas las células de todos los organismos vivos, es una
necesidad cotidiana para todo el mundo, es un bien común a todos los seres
humanos. Sin embargo se ha convertido en una mercancía y se utiliza, cada vez
más, como argumento geopolítico y geoestratégico entre los estados.
El agua es limitada, tanto local como
globalmente. La
contaminación física puede ser térmica o radiactiva. La contaminación térmica
se debe sobre todo a las industrias, entre ellas la nuclear, que utilizan el
agua como líquido refrigerante. Al provocar un calentamiento significativo de los
ríos, desaparecen localmente ciertas especies animales o vegetales. La
contaminación radiactiva que se produce cuando hay accidentes nucleares es
extremadamente persistente. Todavía no se conocen sus efectos a largo plazo. El
agua está destinada a ser cada vez más escasa, y, por tanto, económica y
estratégicamente más importante.
Ø
La vía económica.
Una política de descontaminación no
sólo afectaría a los residuos y subproductos peligrosos, sino que también
activaría el uso de bacterias naturales y artificiales (Craig Venter)
devoradoras de petróleo y de mareas negras.
La economía verde reciclaría los
residuos biodegradables y sustituiría los objetos de un solo uso por objetos
reparables.
También reformaría el sistema
agroalimentario, reduciría progresivamente la agricultura y la ganadería industrializadas,
desarrollaría nuevamente el sector agroforestal, la agricultura y la ganadería
tradicionales y biológicas, incitaría a disminuir el consumo de carne y
aumentar el de hortalizas y legumbres.
Ø
Desigualdad y pobreza.
Las desigualdades revisten un carácter
territorial (regiones pobres/ regiones ricas), un carácter económico (de la
extrema riqueza a la extrema miseria, pasando por clases acomodadas, medias y
pobres), sociológico (modos de vida) y sanitario (extrema desigualdad entre los
que gozan de los avances de la cirugía, de la técnica, de la medicina y los que
no). También cabe distinguir entre las desigualdades ligadas a las diversidades
culturales, a las diversidades profesionales (están los que lo pasan bien en el
ejercicio de su profesión y los que lo sufren como una obligación) y entre las
profundas desigualdades en el destino de los que van a sufrir su vida y los que
la van a disfrutar. Esas desigualdades no son sólo consecuencia de la cantidad
de dinero que se posee. La riqueza no hace, necesariamente, la felicidad. Pero
lo que sí es cierto es que la miseria provoca la desdicha. Una política de la
humanidad no tiene como misión igualarlo todo y destruir la diversidad, sino
que debe plantearse las vías reformadoras que permitirían reducir
progresivamente las peores desigualdades.
Ø La
desburocratización generalizada.
La desburocratización debe incluir la
restauración o la instauración de! sentido de la responsabilidad y de la
solidaridad; esto plantea un problema que, aunque esencial para e! Estado, lo
supera por cuanto implica una reforma de la sociedad.
Ø
Justicia y represión.
La justicia, la policía y la prisión
son, en principio, instituciones destinadas a impedir y reprimir una barbarie
humana que tiende a corroer y a descomponer sin cesar el orden de la sociedad
mediante el crimen, el delito y la corrupción.
La
corrupción.
Antiguamente, los sobornos eran una
práctica corriente en las administraciones de gran parte del mundo; esa forma
de corrupción funcionarial se ha incrementado con la monetización generalizada
y con el deterioro del sentido de la responsabilidad.
La
justicia.
En democracia, el estado de la justicia
es un indicador muy fiable del estado de las libertades, de la igualdad real y
de la separación de poderes.
El trío justicia-policía-prisión, bajo
la apariencia paradójica barbarie/ contrabarbarie, nos lleva al centro del problema
de la barbarie civilizada, que, a su vez, está en el núcleo del problema de la
mejora de la vida en sociedad.
REFORMAS
DEL PENSAMIENTO
Y
DE LA EDUCACIÓN
Ø Reforma
del pensamiento.
La reforma del conocimiento exige una
reforma del pensamiento. La reforma del pensamiento exige, por su parte, un
pensamiento capaz de relacionar los conocimientos entre sí, de relacionar las
partes con e! todo y el todo con las partes, un pensamiento que pueda concebir la
relación de lo global con lo local, de lo local con lo global. Nuestras formas
de pensamiento deben integrar un vaivén constante.
Esta reforma tiene un carácter
epistemológico y reflexivo. Epistemológicamente, se trata de sustituir el
paradigma que impone conocer por disyunción y reducción por un paradigma que exija
conocer por distinción y conjunción.
Ø
Reforma de la educación.
No
se puede reformar la institución sin haber reformado antes las mentes, pero no
se pueden reformar las mentes si antes no se han reformado las instituciones.
Deberíamos sustituir el sistema actual
por un nuevo sistema educativo basado en l a relación entre las cosas,
radicalmente diferente, así, del actual. Dicho sistema permitiría fomentar la
capacidad de la mente para pensar los problemas individuales y colectivos en su
complejidad. Nos haría sensibles a la ambigüedad, a las ambivalencias, y enseñaría
a asociar términos antagónicos para captar la complejidad.
La enseñanza debe ayudar a la mente a emplear
sus aptitudes naturales para situar los objetos en sus contextos, sus
complejos, sus conjuntos. Debe oponerse a la tendencia a contentarse con un
punto de vista o una verdad parcial. Debe promover un conocimiento analítico y
sintético a la vez, que ligue las partes con el todo y el todo con las partes.
REFORMAS
DE SOCIEDAD
Ø
Medicina y salud
La medicina occidental aparece como la
única medicina auténtica. El
descubrimiento de las células madre en los organismos adultos, que constituye
una promesa de prolongación no senil de la vida humana. Por eso, la medicina
occidental se ha difundido por todos los continentes, relegando las medicinas tradicionales
al rango de prácticas retrógradas.
Ø
Cuidad y hábitat.
El conjunto del planeta está inmerso
actualmente en un proceso de urbanización acelerada Las próximas décadas deberían
confirmar esta tendencia, salvo que se produzca una desaceleración, cosa
improbable. La población urbana del mundo aumenta, actualmente, en un millón de
personas por semana. Ese
crecimiento urbano está marcado esencialmente por una afluencia de poblaciones
pobres procedentes de las migraciones rurales hacia la ciudad, que ejerce una
atracción que no debemos subestimar. Una población cada vez más numerosa busca
en ella la solución a su miseria.
Ø
Agricultura y mundo rural.
Se
ha producido un fenómeno inédito en la historia de la humanidad. El
extraordinario desarrollo en la producción, la productividad y la irrigación en
la agricultura ha discurrido paralelo a la dependencia alimentaria creciente de
millones de seres humanos.
El
problema de la agricultura es un problema planetario, indisodable de los del
agua, la demografía, la urbanización, la ecología (cambios climáticos), y,
naturalmente, del problema de la alimentación, todos ellos interdependientes
unos de otros.
La crisis de la
agricultura y la ganadería industrializadas.
Las
producciones de monocultivos intensivos, con su lógica de rentabilidad a corto
plazo, no tienen en cuenta los desastres climáticos, medioambientales y
sociales que provocan. Así, el desarrollo de la agricultura y la ganadería
industrializadas destruye las agriculturas de subsistencia, reduce la
biodiversidad, asola los bosques, degrada los suelos.
Ø
La alimentación.
La alimentación está cada vez más
absorbida por la industria agroalimentaria, que obedece a los criterios del
lucro, la competitividad, la rentabilidad y la productividad de la economía
actual. Por la presión de la competencia, las empresas agroalimentarias se
esfuerzan en disminuir los costes de producción. Consecuencia: los alimentos cada
vez son más pobres en nutrientes.
Ø
El consumo.
El consumismo presenta dos aspectos
ligados y antagónicos. Por una parte, se ofrece a satisfacer las necesidades
subjetivas y personales y, con ello, fomenta e! individualismo. Pero sus productos
estandarizados contribuyen, de hecho, al desarrollo de un individualismo estandarizado.
El individuo queda subyugado por el consumismo, que lo pone bajo su dependencia
porque, en realidad, lo coloca a su servicio. Por último, el malestar, la
angustia y las frustraciones propias de nuestra civilización y nuestro tiempo
determinan, por una parte, un consumo compulsivo, y, por otra, múltiples
adicciones e intoxicaciones.
Ø
El trabajo.
En un sentido amplio, se aplica también
a todas las actividades profesionales, incluidas las del escritor o el artista,
que «trabajan» en la creación de su obra. También se aplica al trabajo por
cuenta ajena o dependiente, al trabajo del directivo, al trabajo autónomo y a
las profesiones liberales. Está el trabajo penoso, el trabajo peligroso; el
trabajo fastidioso y sin interés para quien lo sufre; el trabajo con el cual
uno se identifica y que puede proporcionar muchas satisfacciones (el del
artista, el escritor, el político, el investigador, a menudo el abogado, el
ingeniero, etc.), en una palabra, el trabajo que implica iniciativa, o, incluso,
reacción.
LA VÍA DE LA REFORMA DE LA VIDA
Nuestras vidas se ven disminuidas por
el exceso de prosa dedicada a las tareas obligatorias que no procuran ninguna
satisfacción y que va en detrimento de la poesía de la vida, que florece en el
amor, la amistad, la comunión y el juego. El dinero y el afán de lucro se han
extendido a campos en otro tiempo reservados a la gratuidad, al favor, al
trueque, a la donación, y suscitan, en unos, la bulimia del dinero y, en otros,
la angustia de carecer de él.
De hecho, la civilización que ha prometido
la felicidad y e! bienestar ha provocado malestar, pese al bienestar material,
que no ha logrado traer una buena vida. Esta
civilización nos ha hecho identificar bienestar con posesión.
La reforma de vida propone ir más allá
de! espíritu de éxito, de resultados, de competición, no para aniquilarlo, sino
para dirigirlo hacia actividades lúdicas, como e! deporte, y para regularlo a
través del desarrollo de valores considerados femeninos: amor y ternura. El hombre
lleva en sí potencialidades femeninas ocultas o inhibidas, de la misma manera
que la mujer lleva en sí potencialidades masculinas ocultas o inhibidas.
El sufrimiento es el precio que debemos
pagar para vivir. Pero ese precio sólo se puede soportar si podemos acceder a
la poesía de vivir.
LA
VÍA DE LA REFORMA MORAL
Los imperativos morales están
presentes tanto en las grandes religiones universalistas como en el humanismo
laico. Pero las religiones que han propugnado el amor al prójimo han
desencadenado mucho odio, y las religiones de amor han sido capaces de las
peores crueldades. El humanismo laico no ha podido disponer nunca de la
autoridad de la religión, y su universalismo moral ha conocido muchas carencias
y cegueras.
El ser humano se
caracteriza por ese programa doble: el uno lo lleva al egocentrismo, a sacrificar
a los demás; el otro lo lleva a sacrificarse por los demás, al altruismo, a la
amistad y al amor. Nuestra civilización tiende a favorecer el programa egocéntrico.
La
ética individual.
La ética individual requiere la integración,
en la conciencia y la personalidad de cada uno, de un principio de autoexamen
permanente, pues, sin saberlo, nos mentimos y nos engañamos constantemente.
La
ética cívica.
Es la ética del ciudadano que debe
asumir sus deberes para con la colectividad en la sociedad dentro de la cual
goza de derechos.
La
ética del género humano.
Si la ética universal respecto a todos
los hombres parecía algo abstracto antes del advenimiento de la era planetaria,
ahora, la comunidad de destino de todos los seres humanos la ha convertido en
algo concreto. Todo el mundo puede actuar hoy por el bien de la humanidad, es
decir, contribuir a la toma de conciencia de la comunidad de destino de todos
los humanos, e inscribirse en ella como ciudadano de la Tierra-Patria.
LA
FAMILIA
La familia era una micro sociedad que
tenía funciones económicas, protectoras, solidarias, educativas e, incluso,
religiosas. Sus miembros dejan de estar incondicionalmente subordinados a
la institución colectiva; ya no se sienten unidos irrevocablemente, y pueden
romper con la familia por decisión individual. Sobrevive la familia nuclear,
constituida por la pareja y su progenie. Pero también la pareja está en crisis:
el trabajo de las mujeres.
LA
CONDICIÓN FEMENINA
Las sociedades históricas, en su
mayoría, han impuesto el poder masculino sobre las mujeres, las han sometido,
encerrándolas en el hogar o en los gineceos, y, en algunos casos, prescribiendo
la poligamia.Naturalmente, mediante el encanto, la seducción y la
voluptuosidad, la mujer sometida ha logrado a veces someter a su feroz
represor; es frecuente que, en una familia sometida al padre, e! amor y e!
respeto de los hijos por la madre perduren en la edad adulta, y es frecuente que
la mujer dominada empíricamente se convierta en adorada y sacralizada mítica mente.
El mensaje humanista y
universalista de la ilustración Reclama
para las mujeres los mismos derechos que tienen los hombres en todos los campos,
políticos y profesionales, se desarrolla, se generaliza y desemboca, durante el
siglo xx una serie de países occidentales, en el derecho al voto de las
mujeres y su acceso aún limitado a algunas carreras, reservadas hasta entonces
a los varones.
LA
ADOLESCENCIA
Entendemos que la adolescencia es la
edad socio lógicamente situada entre e! nido protegido de la infancia y la
entrada de los adultos en el mundo profesional.
El adolescente es el eslabón débil de
la sociedad: sale de la infancia, aspira a la existencia plena, aún no está integrado
en el mundo adulto del trabajo, y, en él, fermentan aspiraciones, revueltas y
angustias. El adolescente es el eslabón de la cadena social en el que las debilidades
del conjunto alcanzan e punto de ruptura.
Entre los adolescentes, el crecimiento
de las incertidumbres sobre el porvenir personal y sobre el futuro global de
nuestras sociedades favorece una desesperanza que se convierte en un aumento en
los intentos de suicidio y en un incremento en el consumo de drogas. La
adolescencia constituye e! fermento necesario para toda sociedad.
VEJEZ
Y ENVEJECIMIENTO
El estatus de la vejez ha cambiado. En
las civilizaciones tradicionales, los viejos son los «ancianos» a los que se
respeta, cuya experiencia y sabiduría se reconoce. Pero las condiciones
contemporáneas (técnicas económicas y sociales) de la civilización occidental
devalúan la experiencia del pasado; los conocimientos adquiridos por los
ancianos aparecen como una ignorancia de lo nuevo. El anciano, antes respetado,
se ha convertido en un pobre viejo que no sabe nada. Antiguamente, los ancianos
vivían bajo el techo familiar con los hijos y los nietos. La desintegración de
la «gran familia» ha separado las generaciones. Las jóvenes generaciones ya no
tienen sitio para los viejos en sus casas ni, a veces, en su corazón. Están
demasiado absorbidos y llevan una vida demasiado acelerada. Los viejos viven
separados de sus hijos, pe ro, en ocasiones, pueden recuperar a sus nietos
cuando los padres están de vacaciones. Los que ya no ejercen ninguna actividad ven
cómo, con el tiempo, sus amigos van desapareciendo, cosa que aumenta su
aislamiento.
Los esfuerzos para mejorar la calidad
de vida de los ancianos necesitan la presencia humana más que aparatos
automáticos.
LA
MUERTE
Antes del funeral, el muerto se instala, vestido y maquillado, donde parece la máscara de un vivo. Eso no calma para nada el dolor
de las familias o de los allegados, pero proporciona un camuflaje relativo a
los signos externos de la muerte.
La muerte sigue siendo invencible,
aunque el Cantar de los cantares afirme que el amor es tan fuerte como ella. La
verdad es que el amor es muy fuerte, pero no puede vencer a la muerte. Lo que
puede ayudar a soportar o a superar la angustia de la muerte, aunque no la elimine
por completo.
La biología nos muestra que la vida lucha contra
la muerte utilizando la propia muerte. Así, e! ciclo ecológico de vida, llamado
«ciclo trófico», es, al mismo tiempo, ciclo de muerte: desde el insecto
vegetariano hasta el león predador,se alimentarán de su cadáver, así como de las
raíces de las plantas que absorberán sus sales minerales, los seres vivos matan
seres vivos para alimentarse, es decir, para vivir. Asimismo, todo ser
multicelular, como el ser humano, vive de la muerte de sus células,
reemplazadas por células nuevas para mejor luchar contra la muerte, y, así,
regenerarse.
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